Ir al contenido principal

Nada personal 87

Y escondiendo mis miedos ( que los tengo), intento e intento que venzas los tuyos ( demasiados para ti mismo). Oye, que yo también tengo el corazón como el título de esa canción de Alejandro Sanz ( partío). Que soy de letras, pero contigo voy a terminar teniendo que escribir y hablar en arameo ( idioma que desconozco) y el latín ni te cuento. Pero ¿se reconstruyen ciudades después de caer vencida a los pies de un terremoto? ( Pues sí, ¿no?). Que sé que es fácil decirlo ( por experiencia) y muy difícil de conseguir ( por experiencia también) pero, ¿ dónde crees que llegarás si no lo intentas?, ¿ si no avanzas? Te lo voy a decir ( que ahora tengo un rato). Te quedarás en el mismo sitio que ese tren que no avanza ( en vía muerta). O en ese a medio camino de, maldigo mi suerte por aquello que pude haber tenido, vivido, amado y disfrutado ( que también) y no tengo, porque me quedé anclado en tierra firme ( que no segura). ¿ Cuánto tiempo más crees que aguantarás así?¿ Adornando tu soledad con lucecitas de árbol de navidad, que solo duran una quincena? ( por cierto). ¿ Que puedes fracasar de nuevo? ( ni lo dudo, ni lo dudes). Pero, ¿por qué no piensas por un minuto ( sesenta escasos segundos)?,… ¿ Y si resulta que no fracasas? ¿ Y si resulta que funciona? ¿ Y si resulta que las mariposas te brindan su presencia, porque fuiste capaz de no echarlas?. ¿Y si resulta que no sé que estoy vendiéndote porque yo vender, no vendo nada? ( aquí ya me he perdido y además se me acabó el tiempo). No lo hagas por nadie, (hazlo por ti).
(17/05/2015)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Se le olvidó mi nombre

Jugueteaba con la bastilla de su vestido, la agarraba, se la enrollaba entre los dedos para luego soltarla y alisarla con la mano con absoluta parsimonia.Llevaba rato haciendo lo mismo, sentada en su sillón con un mullido cojín en la espalda que hacía que su cuerpo se encorvara ligeramente hacia delante. De vez en cuando levantaba la cabeza y me miraba, entonces se ponía muy seria. Yo la miraba buscando en sus ojos algún sentimiento, algún pensamiento dicho en voz alta. Hacía tiempo que no hablaba más que alguna palabra suelta,sin sentido para mí aunque tal vez, con algún sentido para ella. No recuerdo el día en que su pelo se volvió tan blanco, ni de cuando su cara se surcó de arrugas, tampoco recuerdo cuando sus manos, antaño enérgicas y seguras se volvieron quebradizas e inseguras.Lo que sí recuerdo con total nitidez, es el día en que dejó de llamarme por mi nombre, recuerdo la primera vez que me miró y supe que me había convertido en una extraña para ella. Me echó al

Te llamaré Jota

Se levanta del sillón para alejarse de la soledad que está sentada enfrente. No la llamó y vino sin permiso para quedarse. La mira descarada y hasta parece que se ríe de ella. A su lado sentada está la tristeza, que la mira con esos ojos tan suyos. Se retan entre ellas a ver quién de las dos puede hacerle más daño. María sale y se sienta a la orilla de un mar que se imagina. Donde él vive no hay mar y por eso lo espera allí, sentada en la arena ahora fría mientras mira al horizonte. Se alejó de ella casi sin despedirse, sin darle tiempo a nada. Y la mata cada día con su ausencia. Ella lo llama a cada instante pero se volvió de granito y no la escucha. Se tapa los oídos porque no quiere escucharla. María lo esperará siempre aún consciente de que él jamás regresará. Y llora cada vez que piensa en él. Y suplica para que el dolor que siente en el corazón se le vaya. Y ruega en voz alta y en voz callada que la suelte. Que es su mano la que fuerte y

Los guantes nuevos (Cuento de Navidad)

Las calles se engalanan y las luces de mil colores estallan en mi retina. La música que se desprende de algún sitio llega hasta mí. Villancicos de siempre, letras ya conocidas. La navidad no es como antes.  No hay gente cantando por las calles. Hasta el olor ha cambiado. Observo a las personas caminar, con la cabeza gacha y el andar apresurado. Siempre llevan prisa. Desde mi pedestal no hago otra cosa que mirar, observar. Apenas me ven, soy una estatua que se mueve por dinero. No es que me guste la Navidad, hace tiempo que dejé de creer en la magia que algunos creen que tiene. Pero me vienen bien esta fechas.  A la gente que no les preocupa nada ni nadie en todo el año, les nace un sentimiento pasajero, efímero y  bondadoso que les hace tirarme alguna moneda.  Ya está. Se van felices porque ese gesto callan sus conciencias.  Me miran con la lástima que en otro mes cualquiera cambian por desprecio. Me gusta la Navidad simplemente porque me beneficio de ella.