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Mostrando entradas de enero 31, 2014

Me gusta el café, pero...

Y fíjate qué caprichosa puede llegar a ser la vida. Hice mi vida y tú la tuya. Pero un día desviamos nuestros pasos y nos vimos recorriendo la misma senda. Y resulta que me he dado cuenta, que quiero oler la misma fragancia que te llega a ti. Y quiero bailar al compás de la música que tú escuches. Y deseo que las mariposas que ahora me habitan, aleteen al compás de las que te habitan a ti. Porque eres la ilusión que me faltaba y porque te hice soñar de nuevo. Y aunque aún no estemos juntos, no me parará eso para luchar por ti, por esto. Que ya hay muchos amores rotos por cobardes y no quiero que nosotros terminemos así. Que quiero ser la dueña de tu alma y la reina de tus mañanas, princesa de tus tardes y amante de tus noches. Que lucharé porque tus besos sean mios. Y yo me encargaré de hacerte volver a vivir. Que tenemos derecho. Que no quiero ser felíz si no es tu lado. Ya está bien de tantos vacios, teniendo tanto que darnos. Que quiero recorrer el camino que me depare  la vida,

Ahogando un amor

La ilusión baila un tango en mi estómago. Y yo no quiero bailar. Nunca se me dió bien. El amor empieza a florecer como semillas en tierra fértil y me niego a ser jardinera. Estos deseos locos de tenerte, me convierten en alguien que no soy. El dolor empieza a abrirme heridas y no tengo botiquín a mano. Así que te informo, que he hecho pedazos todo lo que empiezo a sentir y lo he esparcido en la orilla junto con tu nombre. Ahora esperaré que venga una ola y sólo quede una estela de espuma blanca. Con la esperanza de que no sepan nadar y mueran ahogados. Los amores no correspondidos no deberían sobrevivir. Tengo claro que éste...no vivirá a costa mía.

Premio al mejor actor

Y te quise aún sabiendo que nunca te tendría. Te quise como se quieren todos los amores imposibles. Con ganas. Con dolor. Con desesperación. Con rabia. Te quise siempre. Desde que te vi entrar por primera vez en clase. Con tu faldita roja y tus calcetines a juego. Con tu jersey azul. Y tu coleta negra azabache. Quise tu mirada de niña y amo tu mirada de mujer. Y te sentaste a mi lado del pupitre y aún llevo el recuerdo de tu aroma infantil impregnado en mí. Y tu manía de poner la mochila en el suelo y mi costumbre de tropezar con ella. Quise tus risas. Tu estuche y tus lápices de cera. Y la goma de borrar que compartìamos, porque siempre se me olvidaba la mía en casa. Y quise nuestros juegos en el patio, y las tardes de estudios. Y te quise y me moría cada día un poco. Y te amo hoy y grande es mi amargura. Inmensas, largas y solitarias las noches que te he llorado. Pasaste de niña a mujer a mi lado y ni una sóla palabra se me escapó, que pudiera hacerte sospechar este loco y apasiona