El reloj hace trampas. Lo he comprobado hoy. El
tiempo pasa demasiado deprisa cuando estoy junto a ti y demasiado lento cuando
no estás. El segundero corre veloz cuando me recorres la piel y las madrugadas.
Y el maldito condenado se para, cuando llega el amanecer y con ella, la
ausencia de tus manos. Oigo tu tic tac lento burlándose de mí. He querido hacer
un pacto con él y hacer interminable las horas, cuando me haces el amor. Le he
rogado que detenga su caminar y así morirme más lentamente bajo las líneas de
tus manos. Que convierta en días los minutos, cuando me robas la esencia poro a
poro. Beso a beso. Gemido a gemido. Caricia a caricia. Que se haga interminable
tu viaje desde mi cuello a mis pies. Desde mi pelo a mi espalda y desde mi nuca
a mis caderas. Pero el reloj implacable y el tiempo guardado en sus manecillas,
me ha dicho que no. Que no hace pactos con nadie. Que me conforme. Que
aproveche cada instante en los que me haces tuya. Que eso es lo que hay. Y que si
me parece que va muy deprisa no es problema suyo, sino mío. Así que aquí me tienes. Viviendo del recuerdo
y rememorando cada momento hasta que vuelvas. El reloj hace trampas. Ahora
mismo está parado.
Jugueteaba con la bastilla de su vestido, la agarraba, se la enrollaba entre los dedos para luego soltarla y alisarla con la mano con absoluta parsimonia.Llevaba rato haciendo lo mismo, sentada en su sillón con un mullido cojín en la espalda que hacía que su cuerpo se encorvara ligeramente hacia delante. De vez en cuando levantaba la cabeza y me miraba, entonces se ponía muy seria. Yo la miraba buscando en sus ojos algún sentimiento, algún pensamiento dicho en voz alta. Hacía tiempo que no hablaba más que alguna palabra suelta,sin sentido para mí aunque tal vez, con algún sentido para ella. No recuerdo el día en que su pelo se volvió tan blanco, ni de cuando su cara se surcó de arrugas, tampoco recuerdo cuando sus manos, antaño enérgicas y seguras se volvieron quebradizas e inseguras.Lo que sí recuerdo con total nitidez, es el día en que dejó de llamarme por mi nombre, recuerdo la primera vez que me miró y supe que me había convertido en una extraña para ella. Me echó al
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