Te guardo entre las plumas de mi almohada, en cada rincón de mi alma, debajo de mis sábanas. Tu ausencia es arista de cristal que me hiere y que me corta. Te guardo en la piel y en mi cabeza. Me duele este amor que crece y crece imparable. Me duele cada paso que nos separa. Y me duele cada momento perdido sin ti. Guárdame en tu boca, en tus sueňos y en tus pensamientos y yo prometo guardarte en cada esquina de este loco corazón. Guárdame en tu pecho, entre tus palabras y entre tus silencios y juro que te haré dueňo de cada una de las partes de mi cuerpo. Desde mis pies hasta mi cabeza. Desde fuera hasta dentro. Y grito que te amo en un callado silencio. Y cada día me duele más esta espera que se hace eterna. Mi vida no es vida ya, si no te tengo. Y tu vida no es vida ya, si no me tienes. Y siento a veces que no puedo más. Y esto me va a matar. Seguro. Un favor. Si muero...tráeme rosas blancas que son las que me gustan.
Jugueteaba con la bastilla de su vestido, la agarraba, se la enrollaba entre los dedos para luego soltarla y alisarla con la mano con absoluta parsimonia.Llevaba rato haciendo lo mismo, sentada en su sillón con un mullido cojín en la espalda que hacía que su cuerpo se encorvara ligeramente hacia delante. De vez en cuando levantaba la cabeza y me miraba, entonces se ponía muy seria. Yo la miraba buscando en sus ojos algún sentimiento, algún pensamiento dicho en voz alta. Hacía tiempo que no hablaba más que alguna palabra suelta,sin sentido para mí aunque tal vez, con algún sentido para ella. No recuerdo el día en que su pelo se volvió tan blanco, ni de cuando su cara se surcó de arrugas, tampoco recuerdo cuando sus manos, antaño enérgicas y seguras se volvieron quebradizas e inseguras.Lo que sí recuerdo con total nitidez, es el día en que dejó de llamarme por mi nombre, recuerdo la primera vez que me miró y supe que me había convertido en una extraña para ella. Me echó al
Comentarios
Publicar un comentario